Me encantan las chicas asiáticas, debe ser por eso que he acabado con una novia coreana. Este finde nos hemos ido de escapada romántica a una casa rural, y he podido despertar por primera vez con ella. La verdad es que en un primer vistazo, mirar su carita no tenía ningún signo de erotismo, con su sonrisa inocente y de no haber roto nunca un plato. Pero una vez despierta, la guarrilla se transforma, y es cuando empieza de verdad su seducción. Empieza por ponerse mi camisa abierta, porque sabe que me vuelve loco verla con mi ropa, y también ver sus tetitas. A la vez, empieza a apartar sus bragas para darme un vistazo de su coño caliente. Y después, se da la vuelta para provocarme con ese culo respingón que me pone como una moto.