Sí que había ido mala suerte haberse perdido en su excursión a la selva, pensaba esta chica un poco asustada, la verdad. Lo que no imaginaba es que de pronto se iba a dar la vuelta a la tortilla; y encontrar un aborigen allí, en medio del follaje. El tío tenía montado un buen chiringuito aunque fuera en plan rústico. Pero la hamaca que había construido era perfecta para que la jovencita perdida soltara algo de estrés. ¿Cuándo iba a volver a follar con un salvaje que vivía en la selva durante años? Así que se encargó de que su coño apretara su polla hasta ordeñarla al máximo. De hecho, acabó con la barriga llena de semen, menos mal que al parecer el salvaje conocía la marcha atrás.