Mi madrastra apareció esta mañana en mi dormitorio, muy preocupada por mí. Mi padre le había contado que había cortado hacía unos días con mi novia, y ella quería consolarme. Venir con una bata de encaje transparente no era lo extraño, porque le gusta andar por casa en plan putón. No tiene pudor en que le vea sus tetas gordas; y claro, por muy de bajón que yo esté por mi ex, mi polla se pone dura porque no entiende de depresiones. En cuanto se da cuenta, la puta madura piensa que su mejor forma de consolarme es darme un orgasmo, que seguro me da un subidón. Y tiene razón, sobre todo cuando me pide que me corra sobre ella, porque le encanta tragarse mi lefa.